Ellos deben ser parte de lo que nosotros, padres que hemos perdido hijos, estamos dispuestos a dar a la vida como un homenaje a esos hijos que tanto nos han marcado con su partida.
RENACER no debe ser sólo un lugar donde vamos a buscar ayuda, no; es un lugar donde vamos a dar lo mejor de nosotros en nombre de todos los hijos que con su partida (no una pérdida inútil) han contribuido a despertar espiritualmente a tantos padres, ayudando a hacer seres solidarios y compasivos, receptivos al dolor de los que sufren, y todo esto, sólo y únicamente por nuestros hijos, los que han partido y los que aún están físicamente con nosotros. Por este solo hecho la dimensión existencial, no importa cuán breve haya sido, de nuestros hijos se acrecienta con cada palabra de aliento, de esperanza que sale de nuestros corazones. Y esto es amor, ese amor incondicional que ni siquiera necesita de la presencia física del ser amado. Y cuando este amor se vuelca a la vida, como decía Rilke, con toda su tragedia y su belleza, la vida misma nos protege, nos defiende y poco a poco nos damos cuenta que somos parte de ella, que nada sucede porque si, que quizás perder un hijo era en realidad nuestro destino, de que finalmente estamos en paz con la vida misma, como decía Amado Nervo; " Vida, estamos en paz, nada me debes, nada te debo". Si en lugar de vida quieren poner Dios, es exactamente lo mismo, utilizamos el término vida porque llega aún a los agnósticos.
Por esto decidimos desde el primer día que la tarea del grupo debía ser llevada a cabo con nuestros propios recursos. Es muy fácil hacer cosas con dinero de otros, en especial de políticos, pero hacer eso sería un pobre homenaje a nuestros hijos. Es por esto que, entre otras razones, decimos no a la personería jurídica (institucionalización), para no poder pedir dinero a nadie en nombre de RENACER.
No hay comentarios:
Publicar un comentario