
Pasaron semanas y yo me debatía pensando en que, de seguro Dios no quería hablarme porque no escuchaba su voz, como algunas personas dicen que lo han hecho, mediante sueños o despiertos. Debo confesar que me encantaría escuchar a Dios de manera fonética, pero sé que Dios no siempre se expresa de esa manera con todos lo que le amamos.
Estos días comprendí que Dios se comunica con nosotros de muchas formas. Mediante un libro, mediante la voz de un amigo o una amiga, mediante una historia que alguien te cuenta, mediante una situación que pensabas que era mala para tu vida y por supuesto por medio de su palabra en La Biblia, aunque este último libro es tan profundo que no todos entendemos los mensajes tan claramente.
Si bien sigo sin escuchar la voz fonética del Señor, Dios me ha hablado por medio de los papás de Renacer, los papás del Hogar San Gabriel, a donde asistimos semana a semana. Me ha hablado por medio de uno de mis compañeros del Banco Nacional, Róger y su esposa Marcela, quienes han vivido en carne propia, el enorme dolor de ver partir tu futuro en un instante.
Me ha hablado mediante Randall nuestro sicólogo y doña Ligia la sicóloga del Hospital de Niños, mediante La Cabaña, un hermoso libro que narra el amor de un Dios verdadero. Mediante el amor de mi esposo que crece y crece todos los días, mediante la solidaridad sin límites de nuestros padres y hermanos.
Aunque, todavía no entendemos el propósito de la partida de nuestra bebé y no sabemos si el Señor nos lo va a revelar algún día, sé que Dios habla, siempre está hablando, solo debemos estar atentos para decifrar el mensaje.
3 comentarios:
Ese era el clamor de JOB. Que Dios se le mostrara y le dijera...
Cuando finalmente Dios se le aparece, Job responde: De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven.
Lo cual es una expresión bellísima en la que se pone de manifiesto que lo más significativo del papel de Dios en el sufrimiento de los justos es, para el que sufre, SENTIRSE CONOCIDO POR DIOS.
El no nos deja. Nos acompaña. Nos escucha y finalmente nos habla.
Raquel:
Es hermoso el mensaje que trasmites, con mayor serenidad en ésta situación tan dolorosa que nos ha tocado vivir.
Yo también quisiera escuchar esa voz y sentir palpablemente su presencia, pero sé que no todos estamos preparados para ello.
Sin embargo, igual sé que su mensaje está en muchos lugares y se presenta con el rostro de muchas personas...y su presencia se traduce en una gran paz que ha veces he logrado saborear.
Que Dios les bendiga,
Hannia.
Dios siempre ha estado ahí, al lado de los dos. Siempre está buescando mil maneras de comunicarles su inmenso plan de amor. Un abrazo para vos y Ernesto.
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