Queridos hermanos de Costa Rica:
Al escuchar por primera vez la palabra de Renacer, se puede captar el mensaje de infinito amor que nuestros hijos al partir nos dejaron y que los hijos que quedan nos lo recuerdan cada día: dar amor, sólo amor.
Ellos se convierten, para nosotros, en los maestros del verdadero y desinteresado amor, pues este sentimiento no tiene reclamos ni expectativas; ni siquiera necesita de su presencia física.
Es como renacer de las cenizas.
Si comprendemos este mensaje, la muerte de nuestros hijos no habrá sido estéril, porque a través de su partida se comprende el verdadero sentido de la vida, como un tiempo precioso y finito que debemos vivir al máximo, pero de otra manera: si hemos de sufrir, hagámoslo dignamente.
Y cuando hayamos encontrado la paz y la aceptación, habremos de trasmitirla a los demás, a los que la necesitan, a los que aún viven en la oscuridad de la desesperanza y la rebeldía, cuyos efectos negativos conocemos.
Los grupos se forman cuando muchas personas pueden tener una actitud digna frente a lo que les sucede; la esencia de la ayuda mutua implica sacrificio, autorrenuncia, renunciar a nuestro propio dolor para ayudar a otros.
Hoy, unidos en el amor a nuestros hijos, es nuestro deseo que este día 10 de marzo, signifique para muchos padres, el comienzo de un camino de luz y esperanza hacia una nueva vida iluminada por el amor.
Ana y Enrique
De Renacer Congreso – Montevideo, Uruguay
“Por la Esencia de Renacer”
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