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Todos nuestro hijos mueren sabios

Durante los últimos cinco años luego de la muerte de Kyke me he relacionado con muchos padres de hijos o hijas que fallecieron fundamentalmente de enfermedades terminales, y en su gran mayoría nos relatan historias de la muerte de sus hijos conocedores de su destino y del final.

Recuerdo el relato de una madre que nos decía que su hijo de catorce años luego de haber luchado con un cáncer de huesos durante cuatro años y no estando en una crisis de esas que los cáncer dan, el muchacho le pedía a la mamá que lo dejara partir, que lo dejara ir, que lo dejara morir, la madre luchadora le contestaba a su muchacho que no que tenían que seguir luchando y que iban a vencer el cáncer.

El muchacho relataba a su mama sin estar en crisis en su plena facultad mental y sin dolor que ya casi tenía que irse y que solo le faltaba cruzar una pequeña colina para finalmente llegar donde él tenía que ir, su madre dejo hablar a su corazón y finalmente le dio el permiso que Alejandro le pedía para poder seguir su camino…

Esa misma noche Alejandro murió, murió sin estar en ninguna crisis del cáncer, murió con su familia, el día que mamá le dio permiso él siguió su camino y cruzo la colina.

Como esta historia he escuchado otras de niños con aspectos parecidos, niños que conocían su destino y hasta la hora y día del desenlace, también niños que eran tan chicos que no hablan del todo bien y de alguna manera sabían su destino y hasta manipulaban a sus papas para que no estuvieran presente cuando ellos tenían que partir.

Todos estos relatos me han llenado de esperanza, son historias terribles también y he llorado con los padres cuando las he escuchado, pero luego del llanto, cuando el dolor pasa, de mi corazón sabio de alguna manera surge esperanza, surge la certeza, surge mi verdad que Kyke aprendió lo que tenía que aprender en esta vida, nos dejo las lecciones que nosotros debíamos aprender, nos regalaron todo el amor que puede dar un hijo y se fue a su casa que es la misma de Dios, siguió su camino.

Todos nuestro hijos mueren sabios, nos dejan pistas y razones para que surjan esperanza en nuestros corazones, para que resolviendo un acertijo nos enteremos de verdades divinas que nos darán la fuerza y sabiduría para seguir adelante como mejores humanos, como mejores personas…

Cinco años hace que Manri murió, y han sido cinco años intensos, difíciles y llenos de esperanza y de nobleza, hemos visto lo mejor de la gente que nos ha acompañado, han nació amistades que Dios nos regalo para facilitar nuestro camino y hemos recibido gran cantidad de amor que al final es lo único que importa…

ManSua, Papá de Kyke. Saludos.


5 comentarios:

Alvaro Alvarado dijo...

Definitivamente, la vida me ha enseñado que entre más aprendo menos sé. Con esto quiero decirles que este proceso al cual hemos sido sometidoss, es exclusivo de valientes, muchos a la fuerza, por no decir que todos. Pero de valientes porque asumimos el reto de levantarnos cada día y dar lo mejor que nos queda, por encima de nuestro dolor, por encima de nuestra pérdida de aspiraciones, deseos y anhelos.

Busqué a mi alma; a mi alma no la pude ver.
Busqué a mi Dios; mi Dios me eludió
Busqué a mi hermano y encontré a los tres.
Elizabeth Kubbler Ross

Eduardo Mena, Papá de Rebeca y Guayo dijo...

Gracias Manrique por compartir esto. Es increíble ver todo lo bueno que puede hacer la muerte de un hijo en la vida de aquellos padres que se abren al amor y a laa enseñanzas que sus hijos les han dejado al partir. Es emocionante pensar en cuánto crecieron ellos y lo que nos están haciendo crecer a nosotros ahora. Me llena de paz pensar en eso que dices: Kyke aprendió lo que tenía que aprender en esta vida, nos dejo las lecciones que nosotros debíamos aprender, nos regalaron todo el amor que puede dar un hijo y se fue a su casa que es la misma de Dios, siguió su camino. Definitivamente, ellos nos han inducido a una nueva comprensión no solo de la muerte sino de la vida.

Carol Garro dijo...

Tenemos tan sólo dos reuniones en Renacer y ya nos sentimos familia. Quiero agradecer a Dios por eso. Es realmente hermoso (doloroso y a la vez esperanzador) el producto que nos llevamos a casa después de cada cita en la que ponemos al descubierto nuestros corazones. Muchas gracias a todos (as).

Quiero comentarles que hoy Valeria cumple su cuarto aniversario de haber nacido a la vida eterna. Inevitablemente pasan por mi mente, segundo a segundo, los últimos momentos que Carlos y yo vivimos al lado de nuestra hija... y se me sigue partiendo el corazón. Pero después (inevitablemente) siento el fuerte abrazo de Dios en nuestras vidas y no me queda más que decir GRACIAS... por todo, por el profundo dolor, pero sobretodo por esa inexplicable esperanza que crece en nosotros.
Soy la orgullosa mamá de una bebé llamada Valeria que, a pesar de su apariencia indefensa y tierna, demostró valentía, tolerancia y lucha, nos unió en oración y aún cuatro anos después sigue sirviendo de testimonio para muchos (as).
He publicado en mi blog un video que hice justo después de la partida de Vale, en realidad fue lo que me ayudó en mi duelo y hoy quiero compartirlo con ustedes... Gracias por brindarme esta oportunidad.

Eduardo Mena, Papá de Rebeca y Guayo dijo...

Carol: Eso es lo que yo llamo "la magia" de Renacer. Pero no hay nada de mágico en realidad. Se trata sencillamente de que lo que dice Viktor Frank funciona. Para la mayoría de nosotros ha sido una realidad que en el dolor del otro está la trascendencia del propio. Uds. han traído mucha alegría y esperanza en solo 2 reuniones.

Valeria es parte de la familia de hijos que ya tenemos en el grupo. Y de quienes vamos construyendo una memoria colectiva que seguirá dando sus frutos aun cuando ya ni nosotros mismos estemos de este lado del umbral. Todos ellos nos están ayudando a ser mejores personas y a crecer en la vida. Están sacando lo mejor de nosotros.

En este día, del 4to aniversario de la partida de Valeria, recibe nuestro abrazo. Gracias por compartir ese video y todo el amor que han recibido.

ManSua dijo...

“Familia”, que bien definido... es la familia que Dios y nuestros hijos nos han regalado ahora desde el cielo... eso es Renacer.

Y un abrazo grande con mucho cariño por este día a voz y a Carlos... y a Valeria que Dios te bendiga.

Saludos.