Un abrazo

Hoy ha sido un día singular para Ruth y Eduardo. Un día que, seguramente, derramó algunas gotas de ácido sobre sus almas. Hoy cuando Alejandra me avisó de la sentencia, lo que se me vino a la mente fue: Que la justicia humana se aproxime a la de Nuestro Señor, porque nosotros no podemos hacer más que solidarizarnos con ustedes, no podemos pensar en otra cosa que en la culpabilidad de esa persona. Y aunque nada nos traerá a Rebeca y a sus amigos de vuelta, de alguna manera, este era un capítulo que había que terminar, un umbral que cruzar, una realidad más que enfrentar. Un paso más para Renacer...

Estamos muy orgullosos de haberles conocido, aún en esta coyuntura trágica y hasta impensable, pero no olvidamos ni por un minuto que todo tiene un propósito en esta vida y que lejos de que esta experiencia nos represente una factura o un castigo, en cierto sentido, se está convirtiendo para nuestros ojos en un invaluable regalo de Dios...

Así que de momento, desde nuestra casa y hasta la de ustedes, reciban por favor un caluroso y fraternal abrazo de sus compañeros de ruta...

Alejandra, Raquel & Ernesto