Desde Puerto Cumarebo, Venezuela, Ernesto Rafael Pérez Reyes, esto que escribió, a 2 años de la partida de su hijo Ernestico. Nos envió un documento más amplio que vamos leer en nuestra reunión. Te agradecemos Ernesto y te acompañamos a la distancia en tu camino.
Dicen que el ser humano está preparado para superar cualquier dolor, cualquier perdida, menos la muerte de un hijo, la lógica indica que los hijos deben enterrar a sus padres, pero ¿Quien ha dicho que la lógica es perfecta y que las cosas suelen suceder siempre de la misma manera?
Desde muy niño Ernestico y yo fuimos compañeros inseparables, creció tan rápido que casi no me di cuenta, a mi lado, joven, fuerte, alegre, ocurrente, inteligente, amoroso y sano, se convirtió, como decía Elba, en mi mano derecha, mi compañero y asistente en casi todo lo que era mi mundo de actividad, era el natieco, por ello siempre pensé que entre todos mis hijos él representaba el apoyo más importante cuándo el atardecer de mi vida llegara, entonces contaría con su mano, segura y fuerte en la cual me apoyaría para sostenerme lentamente y despedirme feliz pasados el otoño e invierno de mi existencia, pero inesperadamente, en un abrir y cerrar de ojos sucedió lo contrario, al irse prematuramente cerró las puertas de la imaginación, me quedé sin motivos, desvalido, con la sensación de un final oscurecido, desconcertado, implorando fuerzas para subsistir.
Todas aquellas cosas que hacíamos juntos tuve que reprogramarlas y comenzar de nuevo y sin él, hecho demasiado doloroso, incomprensible y profundamente afectante, su ausencia me ha enseñado que el tiempo no es exacto ni perfecto, que el hacer es hoy, que nadie sabe si el mañana será como lo piensa o lo desea, que la vida es una caja de sorpresas y que deberíamos estar preparados para asumirla. Como muy bien lo describe John Lennon “ la vida es lo que va a sucederte, no te empeñes en hacer otros planes”
La oscuridad de mi mundo sin su presencia solo obtiene sentido parafraseando a Nietzsche cuando expresa “el que tiene un por que vivir, siempre encuentra el cómo hacerlo”.Yo he decidido vivir con Ernestico en mi memoria, no para ocupar el tiempo en llorar su muerte sino para celebrar el maravilloso tiempo de su existencia, obtener fuerzas para sobreponerme y dar constantes gracias a Dios que haya vivido.
Ernestico, aunque hoy no estás, tu mamá, Elba, tus hermanos, evocamos con ternura y mucho amor los pasajes tan hermosos que marcaron tu vida para sentirte eterno entre nosotros, ahora vives más cerca de mí que cuando físicamente me acompañabas en todo y cada vez me enorgullezco de lo que soñamos y compartimos, en la nostalgia aflora esa segunda piel que cubre a los padres luego de la pérdida definitiva de un hijo y con la letra del poema de Hernán Bianchi reflejo el espacio donde mantengo la relación con mi nuevo mundo a raíz de tu ausencia definitiva
"Llevo en mi oscuridad un hombre secreto, cuando la muerte sepa de mí sacudiendo prontamente los efímeros pasos, nadie podría decir: lo conocí enteramente. Nadie".
A dos años de tu ausencia, solo Dios, tú y yo, sabemos y podemos entender las razones que nos mantienen unidos por la eternidad. .Dios te bendiga Ernestico, hasta siempre….., tu papá.
Ernesto Rafael Pérez Reyes
Puerto Cumarebo 21 de noviembre de 2009
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