
Con su muerte, el dolor y el sufrimiento no han podido ser los grandes ausentes en mi vida, ni el porque tenía que ser mi hijo juzgando a Dios, y reprochandole porque tanto dolor y tanto sufrimiento, que desgarraba a toda mi familia, gracias al deseo de la busqueda de una razon, del porque él se murió, Dios llegó a colocarme en el lugar que tenía que estar, en un Grupo de Renacer, y allí mi hijo me comenzo hablar atravez de mis pares, con sus testimonios y lágrimas de lo que estan viviendo con la muerte de sus hijos, donde hasta los más insencibles se doblegan ante tanto dolor, dandome a mi la oportunidad de ir sintiendo que mi hijo no se marcho, sino más bien se transformo en el Gran Maestro, el cual me esta moldeando para que sea una persona mejor, que no me afane por lo material, sino que vuelva los ojos a lo espiritual, donde se que voy a lograr trascender mi vida atravez de sus enseñanzas, de esos abrazos que él me da en los momentos que más lo estraño, cuando mis ojos se mojan él esta allí brindandome una sonrisa y me dice aquí estoy que si te caes te motivo a levantarte de nuevo porque te acompañare por el resto de tu vida, hasta que estemos de nuevo juntos, pero antes me recuerda que no estoy solo y debo de acompañar a su madre Milagro y sus dos hermanas Nancy, y Andrea. Y que no me olvide de acompañar a las personas que me están dando este regalo de cumpleaños, Mis Pares de Renacer, los cuales hombro a hombro luchamos para trasender el sufrimiento y el dolor, en el amor de nuestros hijos.
Gracias por permitirme estar con ustedes y con mi hijo Fernando.
3 comentarios:
Gracias Fernando, que emotivo y que transparente tu mensaje. Me uno a esta celebración y que hoy sea una fecha no de tristeza, sino de esperanza. Alvaro.
Parece increible pero cuando muere nuestro hijo, es cuando vengo a descubrir una parte muy bella y sensible de mi esposo, en esos momentos que se ha permitido ser,mas humano y derrotarse ante el dolor,para vivir su duelo, eso ha hecho de el un hombre maravillosa, TE ADMIRO mucho Fernando
Qué hermoso ver que los seres humanos nos permitimos aceptar que no somos invencibles, que somo eso, humanos. Gracias Fernando por abrir su corazón y mostrarse como el padre amoroso y sensible que siempre ha vivido es usted.
Un gran abrazo,
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