Cuando Rebeca murió, le dije a mi esposa que debíamos buscar nuevos amigos. Ya Uds. saben cómo cuesta hablar, compartir, con los viejos amigos. Ellos seguirán siendo nuestros amigos. Los seguiremos amando, viendo, invitando, etc. Pero no podemos compartir con ellos en el nivel en el que nosotros lo necesitamos. Por eso es importante, para los padres que enfrentan la muerte de sus hijos, desarrollar nuevas amistades.
El pasado 12 de octubre, aprovechando el fin de semana largo, algunos del grupo fuimos de paseo. La pasamos súper bien. Conversando con mi esposa, hablábamos de lo importante que es compartir la vida con otros que transitan por el mismo camino, de como disfrutamos en grande en un ambiente de libertad y alegría, sin complicaciones, sin excusas, sin explicaciones. Gracias por la amistad!
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Quiero compartirles, algo que me pasó en este viaje. Los animo a compartir también.
De joven, Rebeca estuvo muy pegada a su mamá, pero de niña lo estuvo conmigo como garrapata. Tengo muchos recuerdos de ese tiempo tan lindo en su infancia. Sus besos y abrazos, sus risas y enojos, su respirar y su aroma. Fue tan chiva tener una hija mujer. Algo nació en mí, cuando ella llegó a mi vida y nunca he podido explicar qué es. Siempre, siempre que pienso en que eso es lo más lindo que me ha pasado en los 50 años que tengo de vida, me brotan unas lagrimitas que no puedo contener.
Cuando Rebeca murió me aterraba la idea de pensar que pronto iba a olvidarla. Hoy, dos años después, sé que eso no va a ser así. Ella está siempre en mi mente, en mi corazón y de alguna manera, siempre está alrededor para recordármelo. Recientemente, Ma. Fernanda, la hija de Carol y Carlos, me hizo sacar de la memoria todos esos lindos recuerdos que tengo de Rebeca. En un paseo, al que fuimos algunos del grupo, de fin de semana a la playa, pasó camote conmigo y me hizo pensar en la garrapatita de Rebeca.
Ma. Fernanda, la hija de Carlos y Carol, apenas me vio, cuando nos reunimos En Mc Donald’s para desayunar, me abrazó las piernas. Yo pensé que, como les pasa a los niños, se había equivocado. Pero no fue así. Sino que le decía a su papá, mientras me abrazaba: “es que yo lo amo”. Luego le decía que quería darme un beso porque ella me amaba. Quien se puede resistir a eso! La abracé y dejé darme el beso. Pero ese fue solo el comienzo.
En la piscina se me acercó y yo me puse a ayudarla a que flotara de espaldas, pero ella tenía otras intenciones. De repente me abrazó y besó y me dijo: “Te amo abuelito”. La mamá, al oír semejante sinceridad, no hallaba qué decirme: “Ay, don Eduardo, estos niños, cómo son, etc…” Claro, inmediatamente me explicó que lo que más le preocupaba era que la niña le dice “Tito” a su abuelito y que la palabra abuelito la usa para el bisabuelo. Entonces me sentí más relajado. Gracias Carol, por la explicación!!!
Durante el resto del fin de semana, Ma. Fernanda me buscaba y me decía: “Quiero que hablemos” y nos poníamos a hablar cosas de niños. Ja, ya vieron como el abuelito sí sabe. Como yo soy mañanero, me levanté como a las 7 un día, cuando todos seguían dormidos, me fui al jardín a meditar un poco y adivinen que. A esas horas de la madrugada, llega Ma. Fernanda y me dice: “hablemos” y hablamos cosas de niños.
Desde entonces no he dejado de pensar en el significado existencial de ese encuentro. Y he vuelto a recordar ese amor a primera vista, que tuve cuando alcé, por primera vez en mis brazos, a mi hija Rebeca. Ma. Fernanda me hizo recordar que el amor no muere. Que los recuerdos que tenemos de nuestros hijos son nuestro tesoro. Que al final del viaje ellos nos esperan y que hemos de emprender ese viaje, por esta vida, de regreso hacia ellos, a través de la puerta que nos han abierto a la dimensión espiritual.
12 comentarios:
HUCHHHHH , que hermoso Eduardo leer esto y sentirte tan transparente y honesto al escribir, yo sentí esa magia tan linda que se dío entre ese angel y tú, es muy personal esta opinión pero nuestro dios nos hace cariño de muchas maneras, y con una persona que trabaja con tanto amor por los demás , aún con más razon !!!
Es maravilloso como cuando estamos juntos emana tanto amor, que, también nos acompaña en nuestro diario vivir.
Qué hermosos los sentimientos y recuerdos que la presencia y la interacción con Marifer te trajeron.
Cuando yo la veo, siento esperanza, esa esperanza que tanto añoramos y de la cual hemos hablado.
Ayyy amigos, me sacaron las lágrimas... otra vez.
He de confesar cuánto dudé acerca del efecto de la presencia de Mari Fer en ese paseo. Pensé especialmente en Ale, Ernesto, Sylvia, Roberto, Karol y Barto. Luego el hablar con Eduardo me tranquilizó, sin ni siquiera yo medir que esta "garrapatilla" provocaría también un efecto en él.
Para Carlos y para mí nuestras dos hijas son motivo de orgullo, sin embargo sé que para los p/mamás de una sola hijita, que sa ha marchado, es complicado ver otras niñas, lo sé porque lo he vivido.
De verdad te agradezco Eduardo por esta confesión que nos has compartido. Quisiera como enmarcarla y exhibirla. Muchas gracias!
Y Ale, no sabes lo que agradezco tus palabras... "Cuando yo la veo, siento esperanza". Te lo repito con certeza en mi corazón: "Muchos sueños y alegrías vendrán en el tiempo de Dios".
Gracias y un abrazo fuerte a tod@s!
Hola a tod@s. Hace 5 meses cuando comenzó mi segunda vida, entre las cuestiones que comencé a notar, está que la forma en que ponía atención a lo que me rodeaba había cambiado. Quizás más sensible, más aguda, con un discernimiento que no es el de antes de que Raquel falleciera. Una total revolución (¿o convulsión acaso?) del ser. Entonces ví a Marifer aquella mañana de sábado y medité: aquí se van a revolver emociones. Amado Nervo dice que “el universo entero no aplastará una hormiga en vano”, así que esa linda niña estuvo con nosotros esos días con una misión que ella desconoce, pero que cada uno de nosotros entiende en su interior, tal como Eduardo lo exteriorizó. Carlos & Carol, gracias por llevarla y compartirla con el grupo. Eduardo, doy gracias al Señor porque a través de Marifer pudiste volver a momentos únicos compartidos con Rebeca. Eso es un tesoro. Por cierto, no se agüeve, usted es un abuelito muy joven y buena gente.
Hola Eduardo, primero que nada no habíamos podido escribirte porque estábamos de bajas. Pero nos enterneció mucho lo que la linda niña María Fernanda te hizo recordar a tu Rebeca. Para nosotros significó mucho ese paseo, poder compartir con los padres y madres, las historias de cada uno de sus hijos, poder llorar, reír y hasta cantar.
Yo en particular disfrute mucho del ratito que estuve con Ruth compartiendo un poco más a fondo de los gustos y detalles de su "Rebe"; talvéz porque mi hija vivió tan poco que ahora cuando conozco a una mamá con una hija llamada "Rebeca" me da por preguntar y conocer más allá de ella, sus gustos, su carácter y me identifico de inmediato, no sé, pero eso me pasa.
Carol y Carlos, que bendición de Dios sus dos hijas, a Valeria ya la conocemos por Renacer y a María Fernanda que niña más especial, es dulce de bebé. Que Dios bendiga a toda su familia!!!
Que sentimos cuando vemos Roberto y yo a niños? Esperanza, luz, ternura, dulzura, fe, el futuro, ganas de seguir adelante. Se que Dios nos tiene algo guardado para nosotros muy especial, lo puedo sentir y sé que ese fue el mensaje que nos vino a dar nuestra hija Rebeca y todo eso nos trasmite María Fernanda, un beso para ella!!!
Gracias, sigo con el corazón atiborrado de lágrimas, gracias!!!!
Los queremos muchísimo!
Hannia:
Desde que leí anoche tus 2 inquietudes, he estado pensando en estos conceptos:
Libertad. Este es un concepto fundamental en Renacer. Nosotros NO somos un Club, un Comité, Asociación, etc... Somos solo padres que hemos visto partir a nuestros hijos. Aunque nos reunimos en un grupo Renacer, bajo unos pocos principios que han ido tomando forma a lo largo de 21 años, no deberíamos sentirnos coaccionados, ni obligados al grupo en ninguna manera. Al contrario, deberíamos participar del grupo sintiéndonos libres siempre.
Encuentro. Nuestro grupo es un “encuentro” entre pares. Es más que una reunión. Aquí cada uno viene a dar de lo mejor de sí a lo mejor del otro en honor a su hijo. Es decir, cada uno tiene el compromiso y la libertad “personal” de decidir cómo quiere hacer su homenaje. Y al hacerlo, da a los demás, lo mejor que tiene.
Espiritualidad. Esta para mi es la clave de todo. No es religiosidad, yo lo tengo muy claro. Pero sin cambio no hay espiritualidad. La conmoción que se nos vino encima con la muerte de nuestros hijos, nos ha abierto las puertas a la espiritualidad. Es decir, a la verdadera esencia de las cosas. Y debemos pasar por esta puerta, haciendo los cambios necesarios en nuestra vida y de la mano con nuestros hijos para caminar al lado de estos hermanos que ellos han puesto en nuestro camino hasta que los alcancemos en la eternidad.
Bendiciones!!!
Hola!
Había puesto un comentario, en el que al parecer no supe expresar claramente mis ideas.
Pido disculpas a las personas que incomodé. En ningún momento fué mi intención.
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