que yo pueda también sentir su presencia más cerca de mi cada día. Chinear a la gente que quiero me llena de inmensa alegría, cuando me estrené como mamá experimenté el más grande enamoramiento por mis hijos y con ello vinieron las satisfacciones que dejan los chineos en cualquiera de sus formas. A cada uno de mis pequeños les dediqué una canción con la que los acurrucaba y chineaba, principalmente cuando se iban a dormir o se sentían mal, quiero compartir con ustedes la canción de Marcelita......
"por las mañanas nardos y rosas
mueven la brisa primaveral,
y en los jardines las mariposas
vuelan y pasan, vienen y van
y una niñita madrugadora,
va a coger flores para mamá,
y es tan hermosa que hasta
las rosas
vierten en ella su claridad
cuando se aleja, como dos rosas
sus dos mejillas se ven brillar,
y la persiguen las mariposas,
que en los jardines vienen y van..."
Aquí está mi pequeña mariposa poco antes de alejarse...
Hoy, por muchas razones me resulta muy significativo el símbolo de nuestro grupo y deseo confiar en que todo este esfuerzo por no dejarme derrotar y que este amor tan inmenso que antes me iluminaba y hoy me oprime el pecho me permita encontrar el propósito sobre la vida de mi hija y si Dios me lo permite pueda algún día volver a abrazarla para cantarle su canción... No hay ninguna duda, el camino es largo, desconocido y doloroso pero es un gran alivio recorrerlo en compañía de personas tan llenas de valor!
Saludos y bendiciones a todos,
Ilsi Pérez, mamá de Marcela.
5 comentarios:
Yo también les cantaba a mis hijos y cuando crecieron ellos cantaban conmigo, entre balbuceos y des ritmos hacíamos la canción que ha sido solo para ellos, que bello recuerdo...
Ilse, ellos no están muy lejos y Marcelita a de esta bien cerca tuyo y de sus hermanos y su papa.
Ellos están muy cerca y somos nosotros con nuestro dolor, amargura, enojo, frustración, tristeza, miedo y un sinfín de sentimientos encontrados los que de alguna manera no podemos sentirles, percibirlos, disfrutarlos.
El vinculo que se da entre la gente que se ama nunca se termina, y mucho menos con nuestros amados hijos, ellos están ahí siempre y nosotros debemos de elevar nuestro espíritu para poder vivir una vida nueva con ellos, hay que dejar nuestra parte racional que se detenga y permitir que nos guie nuestro espíritu, nuestro corazón.
Seguramente todos nuestros hijos “aman” la navidad, de hecho me los imagino en una nueva existencia donde todos los días son sábados y es navidad, y por eso y solo por eso yo lucho por hacer nuestra vida mejor, disfrutando de cada momento intensamente y dejando que mi corazón guie mi vida…
Saludos, ManSua.
GRACIAS Ilsi por todo tu chineo favor de todos nosotros. Recibo por anticipado y con mucho gusto, ese amor plasmado en esa cuchara.
Pero por sobre todo, recibo ese acto de amor que haces en honor a tu mariposa.
A su tiempo esa ilusión regresará!
Ilsy, qué preciosas son las palabras cuando salen del alma, del corazón, y cuando están bañadas de completo amor.
Definitivamente el camino que todos ustedes, papás y mamás de Renacer están recorirendo, es sumamente doloroso, pero creo que martes a martes ese dolor se va convirtiendo en tributo, en amor.
Estoy plenamente convencida de que todos sus hijos allá en el Cielo están orgullosos de la entereza y del valor de sus padres. Marcelita está feliz porque ve como se van levantando, como día con día a pesar del dolor, enfrentan la vida con la frente en alto.
¡Siempre en mis oraciones!
¡Con todo Cariño!
Sindy
Hola Ilsi, hasta ahora veo tu mensaje, tu cuchara es maravillosa!!!!!
Yo también le canté a mi Raquel, cada vez que me acercaba a su cunita. Pienso que esas canciones son un maravilloso regalo que ellas nos dejaron para que, cada vez que las cantemos las sintamos a ellas muy muy cerca.
Un abrazo grande.
Que el Dios todo poderoso, tenga misericordia de nosotros y nos llene de gracias. Es duro desperdirnos de los hijos. lloro su ausencia, pero lloro por mí. porque se que están muy bien. Ya se graduaron como dice Elizabeth Kubler Ross.
Yo quiero que cuando me toque a mi graduarme sea mi hijo el que me ponga la cinta.
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