Contáctenos:

Si desea participar en un Grupo escríbanos a: Renacercr@outlook.com o Vaya a: http://gruporenacercr.com/

¿CÓMO EMPEZAMOS ESTE NUEVO CAMINO?

Hola, les comparto un texto que me envió una amiga del grupo de duelo de Naranjo, mi pueblo natal, es un resumen de un capítulo del libro, "EL CAMINO DE LAS LÁGRIMAS del autor Jorge Bucay. Saludos.



Primero, este nuevo camino tiene un nombre, igual que todas las calles y caminos, este también tiene nombre: se conoce como el CAMINO DE LAS LÁGRIMAS y lo iniciamos así, conectándonos con el dolor, con el sufrimiento, en fin con las lágrimas. Entramos en el sendero con un gran peso, con una inmensa carga. Y también entramos con una creencia irremediable: “no lo voy a soportar”.

Porque todos los que nos han tocado entrar en el CAMINO DE LAS LÁGRIMAS pensamos al comenzar el primer tramo que es insoportable.

No es culpa nuestra; hemos sido entrenados para creer que no soportaremos el dolor, que las cosas mal llamadas “malas” no me pueden pasar a mí . . . menos a mí, que nadie puede superar la muerte de un ser querido, que podríamos morir si la persona amada nos deja, que la tristeza es nefasta y destructiva, que no somos capaces de aguantar. Y nosotros aprendimos a vivir así, condicionando nuestra vida con estos pensamientos, que como la mayoría de las creencias aprendidas son una compañía peligrosa y actúan como grandes enemigos que nos empujan a veces a pagar costos mayores de los que supuestamente evitan.

En el caso de las pérdidas, por ejemplo, pueden extraviarnos de la ruta hacia nuestra liberación definitiva de lo que ya no está. Hay una historia verídica, que sucedió en África. Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo. De repente un derrumbe los dejó aislados sellando la salida. En silencio cada uno miró a los demás. Con su experiencia se dieron cuenta de que el problema sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaba unas tres horas de aire, cuanto mucho tres horas y media. Mucha gente de afuera sabía que estaban allí atrapados, pero un derrumbe como ese significaba horadar otra vez la mina, ¿podrían hacerlo antes de que se terminara el aire?

Los mineros decidieron que debían ahorrar todo el oxígeno que pudieran. Acordaron hacer el menor esfuerzo físico, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron en silencio en el piso....era difícil calcular el tiempo que pasaba... incidentalmente uno tenía reloj. Hacía él iban todas las preguntas ¿cuánto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora? El tiempo se estiraba, cada minuto parecía una hora y la desesperación agravaba más la tensión. El jefe se dio cuenta que si seguían así, la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar. Ordenó al que tenía el reloj que sólo él controlara el paso del tiempo y avisara cada media hora. Cumpliendo la orden, a la primera media hora dijo "ha pasado media hora". Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire.. El hombre del reloj se dio cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba.

Sin consultar a nadie decidió que sus compañeros no merecían morir sufriendo por el poco tiempo que quedaba. Así, la próxima vez que les informó la media hora habían pasado 45 minutos. La verdad sus compañeros no tenían manera de notar la diferencia. Apoyado en el éxito del engaño de la tercera información la dio casi una hora después... así siguió el del reloj, cada hora completa les informaba que había pasado media hora.

Mientras tanto afuera apuraban la tarea de rescate, sabían en qué cámara estaban atrapados y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas. Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos. Pero oh! sorpresa, encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto de asfixia . . . precisamente el que tenía el reloj y la misión de contar cada media hora.

Esta es la fuerza que tienen las creencias en nuestras vidas. Esto es lo que nuestros condicionamientos pueden afectarnos. Cada vez que construyamos una certeza de que un hecho irremediablemente siniestro va a pasar, no sabiendo cómo (o sabiéndolo) nos ocuparemos de producir, de buscar, de disparar (o como mínimo de no impedir) que algo de lo terrible y previsto nos pase realmente.

Sin embargo, es asombroso que igual que la tragedia de los mineros, el mecanismo funciona también al revés: CUANDO CREEMOS Y CONFIAMOS EN QUE SE PUEDE SEGUIR ADELANTE, NUESTRAS POSIBILIDADES DE AVANZAR SE MULTIPLICAN.





NO DIGO que la actitud positiva por sí misma sea capaz de conjurar la fatalidad o de evitar tragedias, pues está claro que si la cuadrilla hubiera tardado doce horas, no habría habido pensamiento que salvara a los mineros.

DIGO que las creencias autodestructivas indudablemente condicionan la manera en la cual podemos enfrentar las dificultades. La historia de los mineros debería obligarnos a pensar en estos condicionamientos. Y empiezo desde aquí porque uno de los falsos mitos culturales que aprendimos con nuestra educación es que no estamos preparados para el dolor ni para la pérdida.

En la vida vamos sumando . . . primero mamá que nos cuida, luego reconocemos a papá y al resto de la familia, a los vecinos, a los compañeros de escuela, colegio y universidad, la carrera universitaria, la novia o el novio, trabajo, seguridad económica el techo propio y aún después, más personas, situaciones y hechos sin los cuales uno piensa que no puede vivir ¿has podido descubrir que lo que hoy vives como tu pérdida es quizás una manera de notar que eres imprescindible para tí mismo?.

Durante todo el tiempo yo sabía sin quién no podría vivir y nunca me había dando cuenta, hasta los treinta años de que sobre todo no podía vivir sin mí.
Fue interesante de todas formas confirmar que sería verdaderamente difícil vivir sin algunas de esas otras cosas y personas, pero esto no cambiaba el nuevo darme cuenta "ME SERÍA IMPOSIBLE VIVIR SIN MI”.

Entonces empecé a pensar que algunas de las cosas que había conseguido y algunas de las personas sin las cuales creía que no podía vivir, quizás un día no estuvieran. Las personas podían decidir irse, no necesariamente morirse, simplemente no estar en mi vida. Las cosas podían cambiar y las situaciones podían volverse totalmente opuestas a como yo las había conocido. Y empecé a saber que debía aprender a prepararme para pasar por estas pérdidas.

Por supuesto que no es igual que alguien se vaya a que ese alguien se muera, pero quiero decir que en el CAMINO DE LAS LÁGRIMAS, aprendemos que hay dolor en una pérdida; que los duelos duelen. Y no se puede evitar que duelan. Quiero decir, el hecho concreto de pensar que voy hacía algo mejor que aquello que dejé es muchas veces un excelente consuelo, que de alguna manera compensa el dolor que causa lo perdido. PERO ATENCIÓN: COMPENSA pero no EVITA, APLACA pero no CANCELA, ANIMA a seguir pero no ANULA la pena.

En el CAMINO DE LAS LÁGRIMAS hemos aprendido que PERDER es dejar algo "QUE ERA", para entrar en otro lugar donde hay otra cosa "QUE ES". Y esto "QUE ES" no es lo mismo "QUE ERA" Y este cambio, sea interno o externo, conlleva un proceso de ELABORACIÓN DE LO DIFERENTE, una adaptación a lo nuevo.

En el CAMINO DE LAS LÁGRIMAS hemos conocido este cambio como ELABORACIÓN DEL DUELO; hemos comprendido solo nosotros mismos podemos sanar las heridas y que la muerte de un ser querido es una cosa para quien lo ha vivido y otra para quien solamente habla de ello, porque la experiencia de lo vivido y de lo padecido enseña de verdad mucho más, muchísimo más, que todo lo que cualquiera otro nos pueda decir.

EN EL CAMINO DE LAS LÁGRIMAS hemos aprendido que existen defectos y conflictos en todas las relaciones humanas; que nuestra condición en este mundo es implacablemente pasajera; que no importa cuán listos seamos, a veces nos toca perder; y que somos tremendamente incapaces de ofrecer a nuestros seres queridos o a nosotros mismos la protección necesaria contra el peligro, contra el dolor, contra el tiempo perdido, contra la vejez y contra la muerte. Estas pérdidas forman parte de nuestra vida, son constantes universales e insoslayables. Y son pérdidas necesarias porque crecemos a través de ellas. De hecho, somos quienes somos gracias a todo lo perdido y a cómo nos hemos conducido frente a estas pérdidas.

Iniciamos el CAMINO DE LAS LÁGRIMAS cuando caímos en cuenta de que nuestros seres queridos habían partido . . . la vida nos señala que con el paso del tiempo ese camino va cambiando . . . deja de ser el CAMINO DE LAS LÁGRIMAS y vuelve a ser el CAMINO por el que nos toca avanzar .

1 comentario:

Alvaro Alvarado dijo...

El camino de las lágrimas, es lectura obligatori. Es importante entender cómo comenzamos este camino, pero lo más importante es como lo vamos a terminar.

Alvaro.