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El Mensaje de Amor de Mi Hija

Al trabajar en un hospital estamos constantemente siendo confrontados con la realidad del sufrimiento y la muerte. Cada persona enfrenta estas realidades de acuerdo a su concepción, a su cultura y su experiencia personal.

En mi caso, luego de la muerte de mi hija, me he visto obligada a reflexionar acerca de este tema. A las cosas que he ido aprendiendo e incorporando en mi vida las he llamado:
“El mensaje de amor de Rebeca”

1ro. ENTENDER LA MUERTE ME AYUDA A ENTENDER LA VIDA
Nuestra sociedad carece de una verdadera comprensión de la muerte. La mayor parte del mundo vive negándola o aterrorizado con ella.

Muerte= tragedia, final de todo, castigo, personaje vestido de gris con la cara tapada y con una hoz pera pescar a quien se descuida. Se considera morboso hablar sobre la muerte y mencionarla es correr el riesgo de atraerla. La sociedad es en gran medida un desierto espiritual en el que la mayoría piensa y vive como si esta vida es lo único que existe, viven una vida desprovista de sentido, sin visión de largo plazo (destruyendo el mundo), egoístamente.

La cristiandad en general, aunque dice que somos seres eternos, al enfrentar la muerte, lo hace como si no lo fuéramos. Al morir una persona, piensan que lo que significa terminar el duelo es olvidar a quien murió, que seguir viviendo la vida, es no sentir dolor, es sepultar al ser amado, se ver con desconfianza o con preocupación a quien con frecuencia recuerda al muerto, reconoce su dolor, porque no es correcto que un cristiano siga sufriendo. En conclusión, la muerte es aniquilación. Tal vez no lo digan en estos términos, pero esta es su concepción.

Que tal si cambiamos o equilibramos el concepto de la muerte pensando en: Muerte= puerta del cielo, umbral, paso a la presencia de Dios, felicidad eterna, culminación de una meta.

La Biblia nos enseña que no es así, la muerte es parte de la vida. Somos seres eternos. Nuestro paso por la tierra es pasajero, la muerte como estado no existe, es solamente el umbral por el que pasamos a vivir una nueva vida, no nos quedamos muertos.

El plan de Dios va más allá de la vida en esta tierra.
Lucas 20:38 dice: “Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven”

El creer y entender esto, nos ayuda a cambiar prioridades, da sentido a nuestra vida, a hacer tesoros en el cielo, nos da sentido de moralidad y responsabilidad personal.

En lo personal, me llena de esperanza, estoy segura que Rebeca no está muerta, y que aunque por el momento no puedo verla, llegará el día en que nos encontremos nuevamente, es más cuando yo muera, ella va a venir a mi encuentro.

2do. EL SUFRIMIENTO ES PARTE DE LA VIDA
Que difícil era para mí entender esto, siempre pensaba en el mal solamente como castigo. Ahora, me he percatado que el sufrimiento es parte de la vida, igual que las alegrías. Es parte de la experiencia humana.

La Biblia está llena de estos ejemplos: Job, Jesús, los discípulos, todos. Isaías 53:

“El Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces en la tierra seca. No tenía belleza ni esplendor, su aspecto no tenía nada atrayente; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. Como a alguien que no merece ser visto, lo despreciamos, no lo tuvimos en cuenta. Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimientos, estaba soportando nuestros propios dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud.”

El entender esto nos ayuda a no verlo solo como una experiencia negativa. Vamos a sufrir, no lo podemos evitar, pero vamos a hacerlo dignamente. ¿Cómo sufrir dignamente? Esto es algo que cada uno se debe responder a sí mismo porque cada situación es diferente. Sin embargo, es trascendiendo a nuestro dolor, cuando vemos el dolor del otro y lo ayudamos, como sufrimos con dignidad.

3ro. MI VIDA TIENE SENTIDO
Se dice que la pérdida de un hijo conlleva la crisis existencial más fuerte por la que puede pasar un ser humano. El duelo no es una enfermedad mental, lo que enfrentamos es un replantearnos la vida entera. ¿Quién soy?, cual es el propósito de mi vida?, existe Dios realmente?, Dios, Realmente me ama? tiene mi vida sentido?, por qué a mí?

En cierto momento, por ejemplo, me di cuenta que estaba sintiendo que ya no era madre, aunque tengo a mi hijo mayor. O, que ya nunca podría proyectarme como mujer y madre, por no tener una hija.

Al pasar por una crisis, quizá no todas estas preguntas tengan respuesta, o ni siquiera la respuesta a algunas preguntas es algo que va a mitigar nuestro dolor. Por otro lado, solo la persona que ha pasado por esto, puede entenderlo. En mi caso, hay personas con las que ni siquiera puedo hablar de estos temas, se asustan. Por eso esta crisis filosófica y antropológica hay que enfrentarla en la vía de la búsqueda continua del sentido de la vida. He encontrado que Dios es quien me sostiene de su mano para poder seguir adelante en el valle de la sombra y de la muerte. Poco a poco me está ayudando a reconstruir mi vida, mi familia, a reencontrarme yo misma como ser humano, como esposa, como madre y por supuesto, como hija de Dios.
Esto me lleva al siguiente mensaje de amor de Rebeca:

4to. LA VIDA CONTINÚA
Qué voy a hacer entonces con lo que la vida me ha planteado, tengo dos opciones. Una es cerrar las cortinas y olvidarme del mundo, la otra es tomar la determinación de devolver a la vida más de lo que ella me ha dado. ¿Cómo lo voy a lograr?

En mi caso: Voy a sufrir dignamente, Voy a honrar la memoria de mi hija por el amor que le tengo, Voy a dar a otros su mensaje de amor, Voy a ayudar a otros que sufren

“El hombre que se levanta por sobre su dolor para ayudar a su hermano que sufre, trasciende como ser humano” Víctor Frankl

Solo dejando de ver mi ombligo puedo ver el dolor del otro y ayudarlo y así trascender como ser humano, y así sufrir con dignidad, y en consecuencia, darle sentido a mi vida. Respecto a esto hay algo muy específico para mi vida que escribí pocos meses después de la muerte de Rebeca, que sentí era lo que podía aprender de la vida de ella y quiero compartirlo con ustedes:

Expresa lo que sientes por los demás, no te quedes callada
Expresa no solo lo que sientes, sino lo que eres,
no tengas miedo de decir o expresarte de acuerdo a tu forma de ser o tu carácter,
no tengas miedo de ser quien eres y de manifestarlo.
Haz lo que quieras hacer YA!! Cumple tus sueños.
No permitas que el trajín y la rutina dominen tu vida.
Ordena tus prioridades y sé firme en mantenerlas.
La vida continúa, mi hija no ha destruido mi vida, Al aprender todo esto me he percatado que: MI HIJA NO ES MI VERDUGO, ES MI MAESTRA

5to. TODO EL PLAN DE DIOS PARA NOSOTROS SE RESUME EN UNA PALABRA: AMOR
Dios entregó a su propio hijo por amor a nosotros, qué amor tan grande que pudo trascender al amor por su hijo.

Desde que Rebeca nació, tuve una gran lucha espiritual, sentía que cuando yo oraba, El me pedía que le entregara toda mi vida, incluyendo a mi hija. Yo me preguntaba por qué Dios quería quitarme a mi hija, siempre al finalizar mi oración concluía en que en todo caso, todo era de Él, no tenía más remedio que entregarle a mi hija. Pensaba que si Dios permitía que uno de mis hijos muriera iba a ser con algún gran propósito para mi vida. Cuando Rebeca murió, recordé esa vieja lucha espiritual, y realmente estaba muy resentida con Dios, aunque sabía que yo se la había entregado, ¿Por qué me la había arrebatado? Pensaba en Ro. 8:28, que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, y me decía, MENTIRA, esto no puede ser cierto.

Pero un día comprendí, que en su gran amor, no me la pedía porque quería quitármela, era para que me desprendiera de ella de una manera equilibrada y así estuviera preparada para este difícil momento. Dios no me la quitó, ella murió por la acción de un hombre sin principios ni valores, porque el mal existe en este mundo, Dios no propició ese mal, pero quería que yo en cierta medida estuviera preparada para ello.

Aún en las situaciones más difíciles que tengamos que enfrentar, Dios está junto a nosotros mostrándonos su amor, solo que a veces no lo vemos así, y más bien le echamos las culpas.
Por su gran amor me permitió pasar por este dolor, así quizá con lo que estoy aprendiendo pueda vivir tal vez una vida más plena que antes.

CONCLUSIONES
Quisiera que este mensaje de Amor de Rebeca no sea solo para mí, sino también para ustedes:

© Somos seres eternos

© Aquí vamos a sufrir, pero si lo hacemos con dignidad ese sufrimiento no será en vano

© Ante las crisis que experimentemos podemos escoger lo que vamos a hacer con nuestra vida: ¿vamos a cerrar las cortinas, o vamos a enfrentarlo con una actitud de valor y devolverle a la vida más de lo que nos ha dado?

© Es cierto, mi vida nunca volverá a ser la misma, será mejor, y esto solo puede ser el fruto del gran amor de Dios en mi vida.

I Corintios 15:55
Me parece que podemos decir como Pablo:
¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?»

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