Sogyal Rimpoché es un monje budista que desde 1974 ha estado difundiendo el budismo en Europa oriental y occidental, en Estados Unidos, en Australia y en Oriente. Este monje propone una formación budista en occidente basada en la visión que expone en su libro: El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte.
Según Rimpoché, la sociedad occidental carece de una verdadera comprensión de la muerte.
…a la gente de hoy se le enseña a negar la muerte, y se les enseña que no significa otra cosa que aniquilación y pérdida. Eso quiere decir que la mayor parte del mundo vive o bien negando la muerte o bien aterrorizado por ella. El mero hecho de hablar sobre la muerte se considera morboso, y muchas personas creen que el solo hecho de mencionarla es correr el riesgo de atraérsela.
Esta concepción de la muerte, como aniquilación o pérdida, no solamente es una falsa comprensión, sino que es una enseñanza terriblemente aterradora. A tal punto que, por un lado, la muerte es personificada como un ser maligno y destructor, del cual no queremos ni hablar. El miedo a este ser que llamamos “muerte” solo puede ser tratado con rechazo y negación. Hemos creado un monstruo al cual ahora tememos terriblemente, del cual hay que huir tan lejos como se pueda.
Pero por otro lado, la superación de este miedo, conduce a una indiferencia hacia la muerte. Como dice Rimpoché: “Otros contemplan la muerte con un buen humor ingenuo e irreflexivo, pensando que, por alguna causa desconocida, la muerte les irá bien y que no hay por qué preocuparse”. El resultado de esta indiferencia hacia la muerte, es la creencia de que esta vida es lo único que existe. Y si no hay vida después de ésta, qué sentido tiene cómo vivamos o cómo usemos los recursos. Existe el peligro de que la gente que carece de una intensa creencia en una vida venidera acabe creando una sociedad centrada únicamente en los resultados a corto plazo, sin pararse a reflexionar en las consecuencias de sus actos.
Estas actitudes, asumidas en la sociedad occidental, con respecto a la muerte, por un lado, nos impiden comprender la verdadera importancia de la muerte. Por otro lado, la falta de una fe auténtica en una vida más allá de ésta, le priva de lo sagrado a esta vida que llevamos y nos conduce, en última instancia, por una vida carente de sentido.
No es irónico, se pregunta Rimpoché, que los jóvenes sean tan cuidadosamente instruidos en todos los temas excepto en aquel que encierra la clave del sentido total de la vida, y acaso de nuestra misma supervivencia?
A la gente no se le enseña qué es la muerte, ni cómo morir, ni se le da ninguna esperanza en lo que hay después de la muerte. Si esto se hiciera su actitud ante la vida sería distinta y tendría un claro sentido de la moralidad y la responsabilidad personal.
La muerte NO es aniquilación NI pérdida, es sencillamente un hecho de la vida. Es muy triste que la mayoría sólo empecemos a apreciar la vida cuando estamos a punto de morir.
Finalmente, Rimpoché termina con una observación acerca de la sociedad occidental que nos invita a la reflexión: ¿Qué observación sobre el mundo moderno podría ser más escalofriante que la de que casi todos mueren sin estar preparados para la muerte, tal como han vivido sin estar preparados para la vida?
*** Rimpoché, en su Libro Tibetano de la vida y la muerte, se refiere a la muerte en el mundo moderno, en este resumen he cambiado "mundo moderno" por "sociedad occidental" porque el otro término, tiende a confundirse cuando se lo lee desde una perspectiva de la posmodernidad.
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