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El Papel de Dios en el sufrimiento de los justos

El tema del sufrimiento de los justos ha acompañado a la humanidad casi desde sus inicios. El ser humano, a través de la historia, se ha preguntado siempre: por qué sufre la gente buena?

En vista de que esa es una pregunta recurrente a través del tiempo, se hace evidente que la búsqueda no es de una respuesta estática o definitiva en el tiempo. Más bien, se trata de explicar cuál es el papel de Dios en el sufrimiento del que sufre en ese momento, del que está haciendo la pregunta.

Hace 2500 años hubo un hombre llamado Job con esta misma pregunta. Job era un hombre bueno. Sin razón alguna, de la noche a la mañana, perdió todos sus bienes, sus hijos, su salud y estaba a punto de perder a su esposa. Entonces, 3 de sus amigos vinieron para consolarlo. En una serie de diálogos entre Job y sus amigos, en los que al final interviene Dios, se discute este problema de por qué sufre la gente buena.

En fin, para tratar de comprender el libro de Job y su respuesta a nuestro problema, Küshner nos dice que en esa discusión hay tres enunciados que todos los personajes del libro, y la mayoría de los lectores, desearían poder creer:

A. Dios es omnipotente y causa todo lo que sucede en el mundo. No sucede nada sin que Él lo desee.

B. Dios es bueno y justo, y se preocupa por que la gente reciba su merecido, desea que los justos prosperen y los malvados reciban su castigo.

C. Job es una buena persona.

Estos tres enunciados fácilmente se cumplen en la vida de una persona común y corriente como cualquiera de las que conocemos, hasta que, algo muy serio como la muerte de un hijo le ocurra a uno.

De acuerdo con Küshner, la discusión de fondo en el libro de Job en realidad es una discusión acerca de cuál de los tres enunciados estamos dispuestos a sacrificar a fin de poder continuar creyendo en los otros dos. Veamos.

Los amigos de Job desechan la C. porque quieren creer en Dios tal como les enseñaron a hacerlo. Quieren creer que Dios es bueno y que controla las cosas. Y el único modo en que pueden hacerlo es convenciéndose de que Job se merece lo que le sucedió. O sea, Job no es bueno. Lo cual, desde luego, es ofensivo para Job, como lo sería para cualquiera de nosotros que esté pasando algo parecido.

Job, por su parte, está plenamente convencido de que él es un hombre bueno y que no se merece, para nada, lo que le ha sucedido. Entonces Job opta por prescindir de la B. Dios no ha sido justo conmigo. Para Job, Dios sí existe, pero está libre de las limitaciones de la justicia y la equidad. Así que, el entiende que lo que le ha pasado se debe a que vivimos en un mundo injusto y no podemos esperar que Dios sea equitativo en esta situación.

El autor del libro de Job, por su parte, asume la posición que no asumen ni Job ni sus amigos. Él cree en la bondad de Dios y en la bondad de Job, y está dispuesto a dejar de creer en el enunciado A. La omnipotencia o la voluntad de Dios. A la gente buena le suceden cosas malas en este mundo pero esas cosas no se deben a la voluntad de Dios.

En conclusión:

El autor del libro de Job, quiere llevar a Job, a sus amigos y a nosotros a un nuevo entendimiento en cuanto a este probema del sufrimiento de los justos. La conclusión de que Dios no es el causante de nuestras desgracias debería producirnos una sensación de alivio. Si Dios es un Dios de justicia y no de poder, entonces aún puede estar de nuestro lado cuando nos suceden cosas malas. Él puede saber que nosotros somos buenos y honestos, que nos merecemos algo mejor. Nuestros infortunios no provienen de Él y, por lo tanto, podemos recurrir a Él en busca de ayuda. Nuestra pregunta no será la pregunta de Job: "Dios, ¿por qué me haces esto?", sino "Dios, mira lo que me sucede. ¿Puedes ayudarme?" Recurriremos a Dios, no para que Él nos juzgue o nos perdone, tampoco para que nos recompense o nos castigue; recurriremos a Él en busca de consuelo y fortaleza.

Este artículo está basado en el libro: Cuando la Gente Buena Sufre, del Rabino Harol S. Küshner, a quien se le murió un hijo de 14 años, a causa de una enfermedad degenerativa. Recomiendo la lectura completa del libro para un entendimiento cabal del pensamiento del autor.

1 comentario:

Alejandra, mamá de Raquel dijo...

Hola amigos de RENACER.
Crecí siempre pensando que Dios era el causante de lo bueno y lo malo. Cuando murió nuestra bebé, pensé que nos castigaba por no haber ido a misa todos los domingos. Al mismo tiempo, me negaba a creer que Él no nos amara, que fuera un Dios castigador. En medio del dolor, me leí el libro de Kushner porque quería saber por qué sufre la gente? Cuando leí el capítulo de Job, me dije a misma que prefería pensar que Dios es bondadoso y que no desea que suframos, sin embargo, no es todopoderoso como para impedir que los justos no sufran. De alguna manera, estoy dando la espalda a la formación religiosa tradicional que tuve. Pero hoy cuando experimento en carne viva el dolor, no puedo, ni quiero pensar que Dios me está causando este sufrimiento.